viernes, 3 de agosto de 2007

Juaco

En realidad se llama Juan Conrado, pero podrán imaginarse que ha preferido buscarse un seudónimo más amigable. Todos dan por sentado que se trata de una deformación simpática de Joaquín y, en general, él no hace nada para sacarlos del error. Yo me enteré por casualidad una madrugada en la que la confianza que infunden el sexo y el acohol lo impulsó a confesarme la verdad.

Nacido y criado en un prostíbulo salteño, su propia madre era prostituta y lo inició en la profesión cuando apenas tenía siete años. Era una mujer bastante tosca cuya mayor virtud era la de delegar sus responsabilidades cuando ella misma no estaba dispuesta a asumirlas. Juaco nunca pasó hambre ni le faltó ropa pero nunca recibió un beso o una caricia de su madre. Ese rol lo desempeñaron varias de las otras chicas de la casa, que lo mimaban, lo educaban y compartían sus juegos. De ese modo, se crió libre y sin prejuicios.

Como podrán imaginar, las cuestiones del sexo para Juaco nunca fueron un secreto y mucho menos un tabú. De pequeño, si al cliente no le molestaba, solía incluso jugar en la misma habitación donde trabajaba su madre y, antes de alcanzar la edad escolar, ya había visto más pijas duras de las que cualquier mujer corriente llega a ver a lo largo de toda su vida.

Según cuentan, es hijo de un investigador sueco que pasó una temporada en Salta durante el 86 y se había empecinado (ya que no enamorado) particularmente con la madre de Juaco. Siendo ella una típica belleza norteña de pelo renegrido y rasgos aindiados, era la única explicación para el cabello rubio del chico y sus brillantes ojitos verdes.

Tal vez fuera por la excesiva intimidad que compartía con las chicas de la casa (quienes incluso solían vestirlo de nena porque "le sentaba mejor a su carita de ángel"), el caso fue que desde siempre sintió una fuerte atracción por los hombres. Mientras cualquier chico pasaba las horas frente al televisor aprendiéndose de memoria los capítulos de los Power Rangers, Juaco se extasiaba ante el goce de los clientes en la cama de su madre. Sin que nadie se preocupara por ello, escuchaba con atención los comentarios y las bromas de las chicas y sabía perfectamente cuál era la mejor técnica para un buen pete.


Una tarde, después del colegio, su madre lo dejó a solas con un caballero muy elegante y le prometió un lindo regalo si hacía todo lo que el señor le pidiera. Lejos de lo que cualquiera supondría, Juaco no se amilanó ni experimentó temor alguno. Más bien lo asumió como una aventura, como un juego largamente esperado. El tipo fue muy amable y delicado; incluso podría decirse que cariñoso. No era feo ni muy viejo y olía muy bien. El nene se comportó como un verdadero profesional.

Obvio que el tipo volvió una y otra vez durante años. Se sumaron también otros clientes. Todos lo trataban muy bien. No puede quejarse. Siempre le hacían regalos y jamás le hicieron daño. Con decir que, por más que Juaco les ofreció reiteradamente el culo a muchos de ellos (se moría de ganas por probar), ninguno quiso penetrarlo. Tuvo que esperar hasta los doce. "Fue el mismo de la primera vez" me contaba. "Se llamaba Pedro y siempre me pedía que me pusiera el delantal. Un pesado el negro, pero buen tipo". El hombre se sentó en una silla y lo tomó de las manos. Luego comenzó a besarlo con extrema suavidad, en las mejillas, en los ojos, en la frente. Juaco se sorprendió de que comenzara a jadear tan rápido y algo le dijo que aquel servicio sería diferente. Cuando Pedro se abrió la bragueta, la verga le saltó como una caja de sorpresas. Como era la costumbre y con toda naturalidad, el pendejo se inclinó sobre la pija humeante, la lamió, la besó, la acarició, la apretó entre sus dedos, la mordisqueó, la chupó; todo con una maestría que solía enloquecer a quien lo probara. El olor del sexo, así, tan de cerca, despertaba siempre en Juaco la conciencia de que allí estaba su vida, su futuro. El cliente estaba tan caliente que lo abrazó con fuerza y lo besó en los labios.

Muy gatunamente y, haciendo gala de un talento innato para la provocación y la manipulación, el pendejo se desprendió del pantalón y lo dejó caer de modo que su tierno culito quedara apenas cubierto por el blanco delantal. El hombre sonrió con lujuria y empezó a magrearle las nalguitas mientras se pajeaba. Entonces Juaco tomó por primera vez la iniciativa: se dio vuelta y no solo le ofreció el culo como tantas veces había hecho, sino que se escupió la mano y se la pasó por la raja. Acto seguido, se sentó sobre la verga de Pedro y él mismo se ensartó, sin esperar órdenes ni reclamos. El dolor fue intenso pero se lo bancó como un duque. Las chicas ya lo habían advertido sobre eso y le indicaron que lo que había que hacer era aguantarlo unos instantes y empezar a moverse cuando el músculo se acostumbrara. Así lo hizo y así conoció el placer de ser penetrado. Lamentablemente, al poco rato, en medio de gritos ahogados, el tipo descargó su leche y se desinfló sobre la silla. Evidentemente, había sido demasiado para él y no pudo aguantar. Juaco se había quedado con ganas de más pero igual se contentó, por ser la primera vez. Apoyó entonces su carita en uno de los muslos del cliente y se quedó así, quietito, hasta que el hombre reaccionó.

Hoy ya tiene veinte años y la misma carita de nene. Hace cuatro que se vino a Buenos Aires y está para comérselo. Su vieja siguió trabajando en Salta hasta que se murió hace unos meses. Nunca se escribieron. Juaco labura exclusivamente en casas de escorts y está juntando plata para poner su propio negocio. Sólo coge gratis con sus amigos; para el resto de los mortales no hay rebajas ni contemplaciones. Jamás cogió con una mina ni lo piensa hacer (salvo que haya mucha guita de por medio, opino yo). Para él sólo los hombres tienen sexo y, si le dan a elegir, prefiere entregar el culo: le da mucho más placer y le permite hacer más servicios. Tiene un orto de oro. Se ha llegado a despachar a más de quince tipos en una noche y él como si nada. Me consta porque lo vi con mis propios ojos; nadie me lo contó. Es más: yo fui uno de los quince, juas!

13 comentarios:

Cubista dijo...

Me he quedado muy sorprendido por esta historia, en parte por "lo virtuaso" del muchacho y en parte potr la madre de éste; nunca había oído de una mujer (ni imaginado) de una que fuera tan distante con su hijo y que además lo iniciara en su trabajo...increíble, peor bueno, supongo que todos somos diferentes.
De todas maneras muy buena la historia, disfruté leyéndola :)
Espero leerte pronto.
Cariños, un abrazo y cuídate.

Javier dijo...

Una historia bastante o más bien muy sorprendente, supongo que historias como estas habrá muchas, pero aún así, no dejan de asombrarnos a todos aquellos que creemos cargados de prejuicios que hemos de ir perdiendo por el camino.

Unknown dijo...

che...me dejas sin palabras siempre. Que suerte la del muchacho este joaco...15 en una noche!! si eso a mi me pasara no camino en un mes...lo que sucede es que hace mas de cuatro meses que na´, y la elasticidad se pierde por momentos... imaginate, estoy que rasguño las paredes por algo!!

Segui asi loco, me encanta como escribis

Cubista dijo...

Debo decirte algo urgente: pasa por mi blog y lee la entrada número 5 de mi blog. Hay algo para tí allí.
Besos.

@ELBLOGDERIPLEY dijo...

Muy bien armada y narrada la historia, para unos ligeros momentos "picantes" que a cualquiera le hacen pasar un rato agradable. Un saludo y besotes Zeky's.

Unknown dijo...

flip.- No tenés idea de lo que es capaz una madre, juas. Y el muchachote es mucho más que virtuoso. Te lo digo yo.

pe-jota.-´Dentro de todo es bueno eso de no perder la capacidad de asombro.

paulus cerberus.- Naaaaaa, la elasticidad no se pierde. Coger es como andar en bici. Con un poquito de práctica se recobra la pericia, juas.

ripley.- Besotes para vos también.

Anónimo dijo...

¡Hola! He llegado a tu blog a través del de Ripley (caramba cómo es internet) y me ha gustado, interesado y calentado a partes iguales. ¡Volveré a visitarte a menudo! Un saludo :-)

Don Arturo de Quilpue dijo...

A mi nada o casi nada de lo que pasa llega a sorprenderme demasiado. He conocido muchas madres como esa. Ahora, el nene resulto ser todo un prodigio, jijijiji

Javier dijo...

Lo prometido es deuda, aunque creo que este es mi último MeMe, ;)

Sleepless in Compostela dijo...

Buenassss, gracias por los datos de las tiendas en Bs As. Aclaro, yo ahora estoy en Uruguay, pero estoy acá solo 2 meses al año, el resto estoy estudiando en España. Che, bárbaro el blog, fuera de joda que sabés como enganchar al lector. Besos

vanto y vanchi dijo...

ex ce len te...

ya me hacían falta este tipo de emociones, jeje...muy bueno tu espacio...y ya que andamos en esos trotes, gracias por tus comentarios en el mio, y porfa, no nos dejemos de leer!!!

;)

sobaditas desde méxico!!

Luc dijo...

Muy buena la historia.... jeje
Que bueno estaría cruzarlo por algún lado a Joaco!! jeje
Saludos y muchas sobadas

QuijoteExiliado dijo...

Joer con el Juaco. Si todos fueran así nos iría mejor en el mundo

Si voy a Argentina espero cruzármelo :p

Saludos desde España