miércoles, 26 de septiembre de 2007

Mamá se cayó por el balcón


A ver... ¿por dónde empezar?

Puedo imaginar la sonrisa burlona de muchos de ustedes. Dirán que empiece "por el principio" con evidente lógica. Pero hay casos en los cuales se hace difícil saber cuál es el principio. Hay situaciones que han sido de tal o cual manera desde siempre y es imposible establecer con claridad un origen. ¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? En esta historia no lo sé. Y por lo tanto voy a limitarme a relatar los hechos desde un comienzo aleatorio que (casualmente) se ubica en la misma mañana en que ocurrieron los hechos. O sea, ESTA MAÑANA, justo cuando la gallina se presentó frente al huevo.

Como ya les conté, hace más de una semana que Sony está instalado en mi casa. Desde aquel incidente con el camionero. Al principio fue contra su voluntad. Luego de pasar la primera noche en el cuarto de huéspedes y de dormir hasta pasado el mediodía, se levantó reclamando su ropa porque necesitaba plata y tenía que salir a yirar. Cuando entró en mi habitación, me encontró en plena faena con Juaco y entre los tres la pasamos bomba. Alternamos sexo, tlevisión y msn hasta la medianoche. A pesar del trajín, Juaco recibió un llamado de esos que no se pueden rechazar y se tuvo que ir, no antes de que Sony aceptara quedarse una noche más. Mi idea era retenerlo hasta que se repusiera de los golpes y las magulladuras. En las condiciones de entonces, no podía regresar a la calle y exponerse a una nueva paliza. A la noche siguiente, yo tenía cita con un cliente y le rogué que no se fuera hasta que regresara. Cuando llegué lo encontré tan profundamente dormido que lo tomé como excusa para no despertarlo. Así fue como, con el correr de los días, el pendejo se fue "aquerenciando" y no volvió a mencionar el tema de retomar su rutina.

No es que me moleste... pero sí. Aunque tal vez no sea por las razones que están imaginando. No pasa por el dinero sino por otro lado.

Primero: su presencia en casa va a resultar incómoda el día en que Elías o JM (mis clientes privilegiados) requieran de mis servicios. Eso puede suceder de un momento a otro y le voy a tener que pedir a Sony que "desaparezca". Ya sé que no va a haber problemas, que Sony va a entender, pero para mí sería una situación desagradable y francamente preferiría evitarla.

Segundo: no quisiera que se confundieran las cosas. Yo lo quiero mucho, pero mucho. Sé que es un amigo de fierro y que es más bueno que Frutillita. Pero yo no soy su hado protector ni el príncipe valiente que ha de correr a salvarlo cada vez que se mande una macana. Hay errores que ya están previstos en el Manual Básico del Puto Callejero y cada quien tiene que asumir la responsabilidad de su propio negocio. O de su propia vida. Porque, en el trabajo de la calle, muchas veces se pone en juego el pellejo. La crónica policial está plagada de ejemplos que certifican esta especie de ruleta rusa.

Pero debo confesar que, más allá de estas cuestiones, lo que más me inquieta de su presencia es justamente... su presencia en casa.

¿Cómo explicarlo? No es él... soy yo. Tal vez sin proponérselo (bien, quitemos el "tal vez" porque Sony es incapaz de trazarse un plan de acción, ni siquiera a corto plazo), en pocos días le ha dado a este departamento cierto aspecto de hogar que antes no tenía. Contrariamente a lo que sucede en su habitación de la pensión, aquí Sony es un chico ordenado y prolijo. Resultó ser muy buen cocinero (casi tan bueno como yo, juas) y me ha atendido a cuerpo de rey con cantidad de comida sana y sabrosa. ¡Está atentando contra mi dieta! El martes por la mañana, me pidió plata para ir a la carnicería y volvió con la carne y dos plantas de interior que colgó junto al ventanal y un ramo de rosas que (a falta de florero) colocó en una jarra de cristal sobre la mesita ratona de la sala. Además, es muy discreto: no molesta cuando estudio (me prepara café para que no me duerma), no usa la computadora sin consultarmelo primero, jamás se adueña del control remoto y, cuando ya no resiste la necesidad de porrearse (Juaco le dejó algunos porros para las "emergencias"), se encierra en el cuarto de huéspedes y abre las ventanas de par en par, a pesar del frío, para no apestar el resto de la casa.

Insisto: no es que me moleste que viva en casa, sino todo lo contrario: tengo miedo de que llegue el día en que sea yo el que no quiera que se vaya.

Por las noches nos acostamos juntos. Sony es excelente en la cama, sobre todo si se trata de sexo oral. La única contra que yo le encuentro es que solo le gusta ser penetrado y no hay posibilidades de que sea él el que penetre.

¡Cuánta vuelta para evitar el uso de la palabra "pasivo"! Pero justamente di todo ese rodeo porque la calificación de "pasivo" es la que menos se ajusta al modo que tiene Sony de relacionarse sexualmente. Es cierto que solo entrega el culo pero (más que entregarlo) Sony te come la pija con el culo. Con su culo es lo suficientemente activo como para desmitificar cualquier clasificación discriminatoria y machista. Encima, es tierno, afectivo y se nota que le hace falta cariño...

Ya me estoy acostumbrando a tenerlo en mi cama al despertar. No es que me esté enamorando (esas cosas a mí no me suceden) pero me gusta mucho el calorcito de su cuerpo menudo.


Retomando la historia (ya me fui por las ramas y todo esto no tiene nada que ver con lo que quería contar), esta mañana yo soñaba que nadaba desnudo en un mar de aguas cristalinas. Parecía el Mediterráneo pero había corales y era mucho más profundo. Sin preocuparme por respirar, como si fuera una más de las criaturas marinas, me deslizaba entre las algas que acariciaban mi piel y me provocaban un goce casi sexual. De pronto, un calor viscoso se apoderaba de mi verga. Era una anguila enorme y negra que engullía mi falo suavemente, como el mejor de los mamadores. ¡Qué placer! Dejé de moverme para no espantar a la criatura y mi cuerpo laxo empezó a hundirse entre el verdor, arrastrando al animal adosado a mi entrepierna.

En eso estaba cuando algo extraño sucedió. En el medio del mar, rodeado de algas y viendo cómo la superficie del agua se alejaba más y más, escuché nítidamente el ruido de un vidrio al romperse. Fue inevitable despertarme y, ya en la realidad, me di cuenta de que (en un movimiento involuntario de mi brazo) había tirado un vaso que estaba en la mesita de luz. Pero lo más sorprendente fue que no había mar, ni algas, ni anguila, por supuesto. El que me la estaba chupando no era otro que ¡Sony! Yo tenía la pija durísima y la piel erizada por sus caricias "de alga". El pendejo sabía lo que hacía y se daba tiempo para todo: me la mamaba, me franeleaba y encima ¡se pajeaba! (no puedo comprender que a este chico le vaya tan mal con el trabajo sexual). Como siempre, me volvía loco con la mamada. Tanto que mi pelvis no pudo permanecer inactiva y, sosteniéndole la cabeza con ambas manos, lo empecé a coger por la boca. Eso sí que estuvo bueno ("más" bueno, mejor dicho, porque lo otro también lo estaba, juas). Sentía el roce de la glotis contra mi glande cuando me mandaba bien a fondo. Y al deslizarme hacia adentro, las rugosidades de su paladar me hacían temblar. Y él como si nada. Se tragaba lo que fuera. Yo, en cambio, empecé a perder el control. Aquel placer era de no creer y Sony notó la diferencia.

- ¡No acabes, porfi! -me rogó luego de liberar mi pija y recuperar la capacidad de habla- Quiero que me cojas...

Al instante, estiré la mano, busqué a tientas en el cajón de la mesa de luz, encontré un forro y se lo entregué para que me hiciera su numerito. No me pregunten cómo lo hace porque no lo sé. ¡Pero lo hace! Sony abre el sobre del condón con las manos y se mete el forro en la boca; después se inclina sobre la verga y se la traga de sopetón; cuando se retira, el preservativo ya está perfectamente colocado. Ya quisiera Tinelli un talento semejante para destrozar escandalosamente las mediciones del rating televisivo.

Con el forro puesto, no había nada más que hacer que cogérmelo como perrito.

Estábamos en lo mejor cuando sonó el portero eléctrico. Obvio que ninguno de los dos estaba dispuesto a darle importancia. Sin embargo, alguien respondió. Alguien que no era ni Sony ni yo.

El que respondió el portero eléctrico era Federico.

Hasta ahora nunca les hablé de él. Fede es un chico que, una vez a la semana, hace la limpieza en casa. Cuenta con toda mi confianza y es por eso que tiene copia de la llave. En virtud de esa misma confianza decidí continuar con lo que estaba haciendo. No sería la primera vez que mi cuarto quedaba sin ordenar porque yo estaba culeando con alguien mientras Fede limpiaba. Él es incapaz de interrumpirme, a menos que hubiera algo sumamente importante. Y hoy lo hubo.

Toc-toc.

- Ezequiel -susurró- perdoná que te moleste...

¡Qué podía ser tan importante como para cortarme un polvo tan pero tan bueno! Con indisimulado fastidio, dejé a Sony culo para arriba en la cama y fui a ver qué sucedía. Para colmo, pisé los vidrios rotos con el pie descalzo, puteé a Jesús y María Santísima y dejé a mi paso una huella de sangre sobre le piso de madera. Al abrir la puerta, la mirada de Fede me dijo que en realidad era algo que no podía ser aplazado.

- En la puerta hay una señora que dice ser tu mamá.

¿¿¿Mi mamá??? ¿¿¿¿Y qué mierda hacía mi mamá en casa justo cuando yo estaba cogiendo????

Furioso, más que furioso, fui hasta la cocina, miré por el visor y cnstaté que, efectivamente, era mamá.

¡No lo podía creer! Llevo más de tres años viviendo en Buenos Aires y mi vieja jamás vino a visitarme. A ver si queda claro: hasta el día de hoy mi madre no conocía mi departamento. Cada quince días, yo suelo llevarle dinero a su casa y esas son las únicas oportunidades en que nos vemos. Nada de llamadas telefónicas, ni de intercambio de mails, ni mensajitos de texto. Así ha sido desde el día mismo en que cumplí los dieciocho (14 de febrero de 2004) y me vine a la Capital. Muy a su pesar, no tuvo medios para chantajearme e impedir que me mudara. Sabía que no me hacía falta dinero, que no me ataban amistades ni compromisos escolares y, sobre todo, tenía muy en claro que las lágrimas, los ruegos o (mucho menos) las órdenes lograrían detenerme. Cabe la posibilidad de que ella tampoco quisiera que me quedara. Hacía mucho tiempo que el vínculo madre-hijo se había cortado entre nosotros (si es que existió alguna vez) y ella es de las que defienden la idea de que cada uno debe rebuscárselas para sobrevivir en esta "jungla de cemento". Solo me dijo "cuidate" y, de ahí en más, discutimos en su cocina una vez cada dos semanas.

Hasta esta mañana en que mamá vino, intempestivamente, a visitarme.

Fede le abrió la puerta mientras yo me calzaba unas bermudas para cubrir mis parte pudendas. Me reuní con ella en el living y no pude disimular mi disgusto.

- ¿Qué hacés acá? -pregunté con mi mejor cara de orto.

Se sonrió con ironía y se tomó su tiempo para responder (siempre manejó muy bien los tiempos teatrales). Entretanto, hizo un paneo de trescientos sesenta grados y confeccionó un pormenorizado inventario mental de todo lo que estaba a la vista. Incluído Federico.

- Esa mala onda no la habrás heredado de mí. -dijo finalmente, tras un interminable silencio- ¿Acaso no puedo venir a ver dónde y cómo vive mi único hijo?

Afilé las uñas para la batalla.

- ¿Estás acá, no? Significa que podés. Aunque deberías haberme avisado antes de venir. Estaba descansando.

El rostro se le iluminó con una mueca burlona.

- ¿Descansando?... No parece. Hubiera jurado que estabas... trabajando.

El aire se cortaba con cuchillo y tenedor.

- Bueno, Ezequiel, yo ya terminé por hoy. Nos vemos la próxima.

Incómodo y ansioso por huir antes de que empezara a correr sangre, Fede ni siquiera me dio tiempo a pagarle.

- Gracioso tu noviecito.

- No es mi novio.

- Ah, ¿no? No me digas que es un cliente. Tan jovencito que parece...

- ¿A qué viniste mamá?

Con esos modales de diva de telenovela que siempre detesté, se desplazó por la sala y se sentó a mi lado en el sillón blanco.

- Ya te lo dije: vine a verte. Hacía mucho que no peleábamos y ya te extrañaba.

Hay una larga historia de desencuentros entre nosotros dos. A veces me cuestiono hasta qué punto he sido libre de elegir mi destino, en qué medida he optado por la prostitución como respuesta a alguna especie de vocación y no como una forma de ir en contra de todo lo que ella defendía, lo moral y lo correcto. A menudo me pregunto qué habría sido de nuestra relación si mi padre no nos hubiera abandonado. ¿Qué habría sido de nosotros si alguna vez nos hubiéramos querido? (¿Qué fue primero: el huevo o la gallina?). Nunca supe por qué se fue mi padre. Solo pude hacer conjeturas y sacar conclusiones muy inciertas. Ella nunca habla del tema, así como tampoco habla de otros tantos temas que nos atañen. Mi madre es una especie de autista que solo se vincula con el mundo que ella quiere ver. Me recuerda un chiste que vi alguna vez en uno de los blogs que suelo visitar: hay un nene de espaldas y un globito que dice: "He decidido afrontar la realidad, así que cuando se ponga linda me avisan". A los cuarenta y cinco años, mi vieja está vieja, seca, desahuciada.

Seguimos con la charla-discusión durante un rato largo, mientras yo le ofrecía un café (no porque me interesara particularmente que se sintiera a gusto, sino por puro respeto al protocolo). Como no aceptó, terminé dándole una botellita de agua mineral para que se entretuviera con algo durante la pelea. Ella insistía en formular preguntas cuyas respuestas no quería escuchar: que si soy feliz con la vida que llevo, que si tengo conciencia de los riesgos que corro, que si no me interesa hablar con el pastor de su iglesia para...

- ¡No, mamá! A ver si lo entendés: NO ME INTERESA. Es gracioso que ahora me vengas a representar el drama de la madre abnegada que sufre por las iniquidades de su hijo pervertido.

- ¡No me habñe así que todavía soy tu madre! -gritó.

- Te recuerdo que estamos en MI casa y hablo como quiero. El respeto no se gana con títulos.

Y en ese momento KODAK tan ameno, como para completar el cuadro familiar, apareció Sony. Se había puesto mi boxer de seda blanca. ¡Nada más! Tenía el pelo revuelto y la verga todavía a media asta. La luz de la sala lo encandilaba y miraba a mi mamá como asombrado, pero en realidad no lograba distinguirla entre tanto reflejo repentino. Se acercó a mí por detrás y me abrazó apoyando su cabeza sobre la mía.

- ¿Quedó un poco de café para mí?

Mamá lo miró espantada y no pudo permanecer con la boca cerrada.

- Este sí es tu novio... supongo.

- ¿Novio? -se asombró Sony, arrojándose por encima del sillón para quedar recostado sobre mis piernas- ¿Soy tu novio, mi amor?

- ¡Claro que no, pelotudo!

Los dos nos reimos con ganas y a mamá le afloró la puritana:

- Es vergonzoso lo que hacen. Es una degeneración. Un pecado.

Punto cúlmine de cualquier polémica con mi madre. Cuando recurre a conceptos tales como pecado, castigo eterno o similares, es porque ya se le acabaron los argumentos y las ideas para seguir discutiendo. La conozco muy bien. Por lo tanto, supuse que ya era hora de dar por terminada la visita que nunca debió haber sido.

- Bueno, mami, está todo muy lindo pero nosotros tenemos cosas que hacer...

- No quiero imaginar qué serán esas "cosas" - gruñó.

- Ni falta que hace. Son asuntos nuestros.

Busqué mi billetera, saqué dinero y lo puse sobre la mesita.

- Supongo que habrás venido por esto.

Entonces me miró con odio, genuino odio, pero no se animó a decir nada antes de guardar los billetes en su cartera Louis Vuitton (pequeños lujos que yo pago con el sudor de mis nalgas). Hecho lo cual, se sintió a salvo de cualquier represalia y con derecho a lanzar su último dardo:

- Ya vas a ser más educado cuando te estés...

Y me miró asustada de sus propios pensamientos. No tuvo el coraje de completar la frase. La conozco y leí en su furia lo que iba a decir: "cuando te estés muriendo". Eso iba a decir. Lo sé. Para las personas como ella, en la vida de los gays el sida es una certeza antes que una probabilidad.

Sony debió adivinar mis pensamientos y de un salto se paró frente al ventanal, ofreciéndole involuntariamente el espectáculo de su trasero a quien quisiera deleitarse desde el edificio de enfrente. En mi mente, mamá rompia los cristales en cámara lenta y caía al vacío, después de que mis manos se encargaban de vengar tanto años de peleas e insultos. "Mamá se cayó por el balcón" le diría a la policía y purgaría con orgullo una condena de veinte años. Los jueces no suelen considerar más que los hechos inmediatos.

Sin embargo, hice un esfuerzo para no demostrarle mi indignación. La ayudé a levantarse del sillón, puse mi mejilla contra su mejilla para simular un beso, la tomé firmemente del brazo y la acompañé hasta la puerta.

- La próxima vez no te molestes. -le dije- Yo te paso un sobre por debajo de la puerta de tu casa.

Otro beso fingido y, sin darle tiempo a decir nada, le cerré la puerta en la cara.

Me quedé allí parado esperando a que se abriera la puerta del ascensor y a que se secara la estúpida lagrimita que rodaba mejilla abajo. Sony se había quedado de pie, mirándome anonadado. Se le notaba en la carita que no sabía si aplaudir o llorar conmigo.

Me aclaré la garganta y caminé hacia él con un ridículo paso marcial. Una vez frente a él, le di un tirón al boxer de seda blanca y lo dejé desnudo. Lo empujé sobre el sillón y me eché sobre él para comerle la boca.

- Ya oiste lo que dije: tenemos cosas que hacer.








11 comentarios:

Lucho´s dijo...

Buenas buenas

Linda historia la de hoy, diferente al resto...y cuando se esta poniendo hot el tema tiene que salir ya, no no no eh, que hago yo ahora? explíquemelo!!! Ya me había acomodado lo suficientemente bien como cada vez que leo este blog...pero bueh me quede con la leche jajajaja

Tus palabras te condenan Zeky´s, estas obligado a continuar mañana, si no......

Beso enorme

Sleepless in Compostela dijo...

Buenooooo... digamos que es la primera vez que leo un post tuyo y no termino caliente como un mono en celo, pero a otro tema.
Tu problema con tener al chico este en tu casa me parece que no es que te estés enamorando, es que tenés miedo de enamorarte... dale, admitilo, que a todos nos pasa.
Bueno, un beso grande y mi mayor admiración por no haber tirado a tu vieja por el balcón, porque si la mia me hace algo así ya la había tirado hace rato.

goldengate(d) dijo...

bueno, tu lagrimita hacia el final del post no me parece estupida, ni mucho menos. y desde luego no eres estupido por soltarla.
ahora empiezo a entender lo que me decías de tu madre cuando leiste sobre yo y mi padre. no es lo mismo, pero el sentimiento del hijo necesitado de manual de instrucciones es parecido.
un abrazo desde el otro lado del charco, un hemisferio arriba.

Arquitecturibe dijo...

.... encontré este tesoro visual-literario-porno-humoristico por casualidad... pero vaya que me ha encantado tu casa!.... que bien escribes.... y que buena explicacion grafica das... todo un deleite... espero regresar... o mejor, estoy seguro de ello!
un abrazo desde mi lejana galaxia!

Lucho´s dijo...

Que mi madre agradesca a todos los dioses que en mi casa no hay balcones, porque en una situacion asi, ni lo pienso...

Cubista dijo...

Te juro que si alguna vez mi madre y/o padre se pone en esa postura los hago desaparecer en ese mismo instante (Nota Mental: debo buscar un departamento con balcones y/o ventanales grandes).
Espero que sigas disfrutando de la compañía de Sony, eso si procura no enamorarte; nunca es bueno y que conste que lo digo pr experiencia propia.
Cariños, Flip

Unknown dijo...

Ohhh, me dejo sorprendido la pelea. Bueno, una pena lo de la relacion con tu mama. Pero bueno, no siempre podemos contar con todos nuestros seres queridos para que acepten nuestras elecciones de vida. Pues alla ellos, mientras vos seas feliz como vivis ahora, que te chupen un huevo lo que piensan los demas. Che, y mira si tu vieja sobrevive a la caida como la Pradon. No es que diga que tu vieja es un gato, pero uno nunca sabe. Son medio brujas las madres (lo se por experiencia) y viste que algunas podian volar asi que guarda...
Me mataron las fotos de Pavel Novotny con Alex Hanak (dos de mis pornstars retirados favoritos!!) Mas si es posible por ahi, XD!!

Como siempre, excelente. Que lengua y dedos que tenes para expresarte tan coherentemente por este medio.

Anónimo dijo...

Las relaciónes familiares suelen ser conflictivas en nuestros casos. Yo también he tenido mis experiencias funestas. No las he contado tan explícitamente en mi blog, pero creo que tu historia y la mía tienen muchos puntos en común. Por suerte, es evidente que tu facilidad para la escritura te sirve de catarsis. Lo peor que podés hacer es quedarte con toda la mierda adentro.
Como siempre, excelente relato.

Anónimo dijo...

me parece sorprendente la rabia con la cual te expresas de tu madre,llevas mucho dolor albergado en tu alma,te digo por experiencia: si a uno q lo vive,le cuesta asumir q es gay(nadie me va a venir a decir lo contrario)imagina lo dificil q es para tu madre(o cualquier otra persona)afrontarlo.y de paso saberte trabajador sexual.(no por q sea algo malo,pero ya conocemos la mentalidad cerrada de las personas)mi consejo:no te "afiles las garras",no te pongas a la defensiva,CAMBIA TU y ayudala a ella a cambiar,demuestrale q ser gay no es "pecado" o "aberracion".

es un proceso,no esperes un cambio de la noche a la mañana,pero el cambio llega y sabras q TODO VALIO LA PENA.suerte.

Unknown dijo...

Lucho's
Como verás, cumplí en tiempo y forma, juas. Claro, no creo que resultara lo que tenìas pensado...
Tu madre debería agradecer entonces no tener balcón, juas.

Eu
Eso de que no terminaste (acabaste) "caliente como mono en celo" ¿es bueno o malo? juajuajua.
¿A vos te parece que me puedo enamorar? ¿Y encima de un puto como yo?????
Lo de mi madre fue simple piedad y solidaridad con los que después tuvieran que limpiar la calle, juas.

Alex
Gracias por tus palabras. Trato de sobrellevar todo con una sonrisa.

Dark Angel
Bienvenido a este rincón del universo!!!!!! Espero que regreses y dejes tus comentarios. Ya me tomaré un tiempito para hacerte una visita en tu lejana galaxia. Al fin y al cabo, muchos piensan que ando siempre por las nubes, juas. Subir un poco más no me hace nada.

Flip
Seguiré tu consejo a pie juntillas (qué expresión anticuada!!!!!) pero tengo entendido que esas cosas no se eligen...

Paulus Cerberus
¡¡¡¡Que mi vieja me chupe un huevo!!!! NOOOOOO POR DIOSSSSSSS. Jamás se me ocurriría algo así!!!!! juas. Hasta yo tengo límites, juajuajuajua.
Lo de si mi vieja es un gato... te diría que no, pero creo que es más por represión que por falta de ganas. En el fondo, creo que su problema conmigo es una profunda envidia por haberme animado desde siempre a hacer lo que quise hacer.
Que bueno que, aun a la distancia, se perciban los talentos de mi lengua y de mis dedos, juas.

El Huije
Muy cierto: lo mejor es no quedarse con la mierda adentro. No lo había pensado eso de la catarsis, pero creo que tenés razón.

Harut de Venezuela
Bienvenido a mi blog. Acepto tu punto de vista y, hasta cierto punto, seería capaz de compartirlo. Pero creo que hay fronteras que uno jamás debería cruzar, ni aún resguardándose detrás de los mandatos ancestrales. ¿Acaso ella no ha cometido errores que me involucraron directamente a lo largo de nuestras vidas? Sin embargo, yo sería incapaz de regodearme con la idea de su muerte.

entregada dijo...

Buenas noches Zeky´s, que situación mas desagradable la visita de tu mamá.
Mira, te confieso que tocaste mi alma al leer lo de tu lagrimita, yo lloro cuando lo necesito, y no me refiero a los castigos de mi Ama, me refiero a cuando estoy mal interiormente, y hacerlo me relaja, a veces.
Zeky´s una pregunta indiscreta, tienes miedo al amor?
Bueno no me contestes si no quieres.
Un besito