martes, 14 de julio de 2009

La gripe porcina y la madre que me parió!!!!

Pocas cosas me irritan tanto como ser despertado de madrugada sin una razón valedera. Y Sony lo sabe. Pero su criterio difiere grandemente del mío en lo que se refiere a la importancia que le damos a ciertas cuestiones y, sobre todo, en el significado de la expresión "de madrugada".

Eran las 11:AM. Yo dormía profundamente después de una noche de trabajo como pocas. Al cliente se le había ocurrido jugar a la maestra. Él era la maestra. Llevaba un delantal blanco abotonado por delante, peluca rubia a lo Marilyn, falda tableada y zapatos de taco aguja. Para mí había preparado pantaloncito corto, camisita blanca con corbata roja, calcetines de rombos hasta la rodilla y zapatones negros, sin olvidar un maquillaje ad hoc: peinado a la gomina, lentes de marco oscuro, pecas dibujadas con fibrón y una gran paleta multicolor que yo debía lamer constantemente con actitud provocativa. Toda una puesta en escena orientada a crear una ilusión de escuela primaria donde la maestra tomaba lección a su alumnito. El tema del día: las distintas posiciones del Kamasutra. Y el muy jodido se empeñó en no dejar ninguna afuera. Toda la noche contorsionándome para metérsela por delante, por detrás, por arriba y por abajo. Y después hay quien dice que lo nuestro no es laburo.



Bueno... once de la mañana y Sony que viene a despertarme.

- Llamó tu mamá.

Lo miré sin comprender qué me decía. A mi vieja no la veía desde hacía meses. Desde aquella mañana en que se presentó en mi casa de improviso y dio lugar a una muy desagradable situación, mis visitas a la casa materna se espaciaron notablemente y con la excusa de mi viaje a Europa logré convencerla para que abriera una cuenta corriente. Desde entonces, ya no necesito verla para entregarle la mensualidad: las transferencias bancarias son un invento maravilloso.

Sin entender de qué venía la cosa, reaccioné como mejor pude:

- Decile que no estoy... Que llame más tarde...

- Ya cortó, bobo.

- ¿Y entonces para qué mierda me despertás?????? -estallé.

- Es que está enferma y necesita alcohol en gel.

Historia vieja. Mi madre fue desde siempre una mujer hipocondríaca. Enfermedad que llegaba a su conocimiento, peste que la terminaba afectando. O al menos eso es lo que ella terminaba creyendo y afirmando. ¿Qué podía esperarse en las circunstancias actuales?

Veinte minutos había estado al teléfono, contándole a Sony lo mal hijo que soy, que ella está en cama con gripe porcina, volando de fiebre, sin poder moverse de la casa para ir a la farmacia a comprar alcohol en gel. A través del relato de Sony, podía escucharla e incluso imaginar todo lo que mi amigo se cuidó de no contarme, por pudor.

Lo de mi vieja es normal. Estoy acostumbrado. Sin embargo, lo que me tomó por sorpresa fue verla multiplicada por decenas y por miles, en las calles, en la televisión. No sé qué habrá sucedido en otros países pero en Buenos Aires se ha desatado una verdadera sicosis que, a mi entender, es más nociva que la pandemia en sí. Ya no tenemos crisis, ya no hay corrupción, ya no hay inseguridad... ahora tenemos gripe porcina acechando a las personas buenas que pagan sus impuestos y ya nada más importa. La gente camina usa barbijos, por la tele nos repiten y repiten que debemos lavarnos las manos por lo menos diez veces al día, no dar besos, no abrazar, no tomar mate, no reunirnos... Todo el mundo paranoico. Todo el mundo amenazado por un virus que no puede ver y que puede estar en cualquier lado...

Ahora... digo yo... ¿cuántas de esas personas que han alterado su modus vivendi en función de la nueva peste cogen con forro? No me cabe duda que el vih es una infección mucho más importante que la gripe, por más porcina que sea. ¿Cuántas de esas personas que ya no le dan la mano a nadie tienen el hábito de ajustarse el cinturón de seguridad cuando suben al auto? ¿Cuántas cruzan la calle por senda peatonal? ¿Cuántas usan casco cuando se montan en la moto? Mueren muchas más personas en accidentes de tránsito (la mitad de ellas son peatones) que las contabilizadas hasta el momento por complcacionmes de la gripe. En Latinoamérica todavía hay gente que muere de dengue, de cólera, de mal de chagas... y nadie se persigue por ello. ¿Será porque los medios de "comunicación" no hacen tanta alharaca con esos males que ya no venden? A mí que me perdonen pero creo que tengo más posibilidades de morir atropellado por un camión que de gripe A. Somos unos 40 millones de habitantes en la Argentina y hasta el momento ha habido unos 100 desenlaces fatales. Una cifra apenas superior al índice de mortandad por complicaciones de la gripe común. Yo no digo que no tomemos precauciones. Solo pido un poco de cordura y que tratemos de continuar con nuestra vida sin obsesionarnos. Que el miedo y la sicosis también pueden fustigar nuestras defensas y hacernos más propensos a las enfermedades. Eso sin mencionar el gran, el enorme, el fantástico, el inconmensurable NEGOCIO que se ha armado alrededor de este asunto.

En otras palabras: LA GRIPE PORCINA ME TIENE REPODRIDO. Y hasta en mi propia casa he tenido que soportar los efectos de la paranoia.

A mi vieja le mandé varios frascos de alcohol en gel por un servicio de mensajería. Lo último que necesitaba era tenerla frente a mí reprochándome una vez más lo mal hijo que soy. Lo de que estaba en cama con gripe A no se lo creí ni por un momento (ha mentido tanto con el tema de sus enfermedades que el día que esté enferma de verdad le va a suceder como a Juanito y el Lobo).



Me di una larga y reconfortante ducha caliente. En una de esas tiendas exóticas que él suele frecuentar, Sony compró unos jabones con perfume a flores silvestres que son realmente decontracturantes. No sé cuál es el secreto, pero al enjabonarme el aroma se esparce por toda a estancia (supongo que favorecido por el vapor) y crea un ambiente de bosque que me libera de todas las tensiones. Luego de un tiempo prudencial (con el claro propósito de encontrarme en mi mejor estado), Sony se presentó ya desnudo y se metió bajo la ducha junto a mí.


Ha cambiado mucho desde que vive en casa. Lo veo más hermoso cada día. Y esta, más que una apreciación de tonto enamorado, es un hecho fáctico: ha abandonado la calle y ahora solo trabaja con clientes fijos. Estaba desperdiciando su belleza y sus talentos con los clientes baratos que levantaba por Florida. Ese culito reventón merece un trato especial. Todo él lo merece. Incluso ahora lo veo más grande, menos nenito y, sin embargo, no ha perdido ni un ápice de su sensualidad aniñada. ¿Pueden creerme? ¿Se entiende lo que quiero decir? Aun en los momentos de mal humor, verlo a mi lado me relaja, me genera una sensación de bienestar que desconocía hasta su llegada... El amor debe ser eso ¿no? Aunque todavía no le hemos puesto nombre a nuestros sentimientos. Para chicos como nosotros puede resultar difícil el hecho de afrontar los afectos de cara a un futuro. Creo que estamos abriendo un capítulo nuevo en nuestras vidas y tal vez en la de muchos otros. La tradición dice que nosotros no debemos enamorarnos...

Con una sonrisa incomparable (como es siempre su sonrisa en nuestra intimidad) se acercó a mí y, sin decir palabra, rodeó mi cintura con sus manitos suaves. Nos besamos: él cerrando los ojos y yo observando el imperceptible ondular de sus párpados mientras degustaba el sabroso calor de sus labios y la delicada invasión de su lengua. Sus manos incursionaron en mi entrepierna y las mías recorrieron sus hombros y su espalda. El beso continuaba y el roce de nuestros vientres tuvo que abrir paso a la presencia de las vergas que no habían podido (ni querido) mantener la discresión. Eso es algo que, muy a pesar de mi vasta experiencia, sigue conmoviéndome como el primer día: la resolución y el empeño con que el pene impone su rigor, ignorando (muchas veces a conciencia) los deseos y necesidades de su supuesto dueño. Supuesto porque no es cierto que el hombre sea "dueño" de su pene, del mismo modo que no lo es de tantos otros órganos que funcionan ajenos a su voluntad. El pene se gobierna solo y eso es lo maravilloso: ¡No nos deja mentir! La piel y el ritmo cardíaco son sus cónmplices, pero el pene erecto es la prueba irrefutable de que lo que está sucediendo es placentero. Y si no lo es, nada ni nadie es capaz de obligarlo a demostrar lo contrario. Claro que en mis relaciones con Sony esto último nunca sucede (o al menos nunca ha sucedido hasta el momento). Sony tiene una manera de acercarse, de besar, de respirar sobre la piel desnuda, de acariciar, de entregarse, que lo transforman en un ser único, un chico que destila sensualidad en cada gesto, una sensualidad que no tiene nada de afectado. No es una diva fatal como las que solemos ver en las películas, esas que miran con aire felino y tienen calculado cada uno de sus movimientos. Muy por el contrario, Sony es un ser natural que solo te mira, diáfano y sencillo, y el deseo de besarlo es incontenible. Muchos me lo han dicho y yo lo sé mejor que cualquiera de ellos.


Mis manos descendieron hasta sus nalgas y las exploraron con placer meticuloso... ¡vaya la coincidencia entre la palabrita y mis intenciones, juas! Él no lo dijo en ningún momento, no lo necesitaba: su piel erizada era muestra de sus deseos. Disfrutaba mis caricias. No caben dudas de ello. Sus caderas hacia atrás buscando mis manos. El gesto vampiresco de sus labios en mi cuello. La agitada frecuencia de su resuello. Poco a poco, fue inclinándose ante mí, recorriendo mi pecho y mi vientre hasta instalarse frente a la impaciencia de mi erección. Tampoco fue necesario decir nada: el sexo es un lenguaje que no precisa de palabras. El agua tibia también recorría nuestros cuerpos y el vapor del entorno creaba un ambiente como de ensueño. Luego de una prolongada atención a mi entrepierna y urgido por un deseo devenido en necesidad extrema, Sony se puso de pie y apoyándose de manos en la pared, ofreció la ardiente predisposición de su trasero a la rigidez incontenible de mi verga. Sin hacerme rogar, lo penetré con prudencia. Mi excitación era tal que no podía darme el lujo de dejarme llevar, si pretendía que aquella tensión se extendiera en el tiempo para satisfacer plenamente a ambos. Todo cuerpo se hizo eco de la invasión. Un estallido de gozo que se fue intensificando a medida que yo entraba y salía. Mis caderas iniciaron su danza circular y mis piernas su mecánico sube y baja, apoyadando con firmeza mis pies junto a los de él. Mi torso volcado sobre su espalda y mi boca buceando en su cuello y en su nuca completaban el cuadro del placer. Ahora que lo pienso, la imagen de nuestros cuerpos sumidos en el sexo ha de ser sublime. Y no es inmodestia. Es simple certidumbre de que nuestra unión irradia felicidad. Solo eso.


Cuando acabamos, permanecimos el resto de la tarde en la cama, abrazados, mirando tele y disfrutando nuestra intimidad. Una preparación especial para lo que nos esperaba esa noche: el primer trabajo juntos. Uno de mis viejos clientes lo conoció por casualidad y quiso una sesión conjunta.

- Yo te advierto de una cosa: -me dijo Sony con mucho fastidio- al más mínimo estornudo del tipo ¡me hago humo!

Si tengo tiempo y ganas, ya les contaré los detalles de aquella desastroza experiencia...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con vos en algunas cosas... y en otras no... x ejemplo... gracias a la gripe porcina... me pude tirar 30 dias sin laburar... y casi la misma cantidad de tiempo sin ir a la facu... q no es moco 'e pavo eh...??? jeeeeeee...

En lo q si estoy de acuerdo... es q a veces a nuestras relaciones... no deberiamos ponerles nombres... ni tampoco buscarselos... se dan como se dan y punto...

Otra cosa... cualquier dia de estos te mando un correo q espero me contestes con algunas dudas... q solamente vos podes disipar...

Es todo... espero q sigas bien... ya te volvi a agregar a mi lista de blogs q leo... espero q escribas mas seguido tus experiencias... q sigas poniendo fotitos de diositos lindos en accion y todo eso q sabes q me gusta... ademas ya conoces mis gustos no...??? jeeeee...

Muchos besos...!!! (barbijos intermedios mediante...) jaaaaaaaa... chauuuuuuuu...!!!

Unknown dijo...

NAAAAAAAAAAAAAA

Barbijos noooooooooo

Anónimo dijo...

Estamos de acuerdo, los de las industrias farmaceuticas se deben estar haciendo de oro...

Un abrazo,

Josep